Parece que la búsqueda de la felicidad se ha convertido en una de nuestras principales metas. Hoy, hablar de felicidad parece casi sinónimo de éxito y bienestar.
Según los datos disponibles, ha contribuido la creciente preocupación por la salud mental, especialmente tras la pandemia. A su alrededor, se ha popularizado lo que llamamos la «industria de la felicidad» o «economía del bienestar».
Esta industria ha experimentado un crecimiento exponencial, ofreciendo servicios vinculados al bienestar y equilibrio emocional y físico y crecimiento personal. Según el Global Wellness Institute, la economía del bienestar alcanzó 5,6 billones de dólares a finales de 2022, con un crecimiento del 12% anual desde 2020.
En esta economía del bienestar se incluyen, entre otros, servicios relacionados con la salud mental y bienestar emocional y bienestar en el lugar de trabajo. En 2022, los servicios relacionado con la salud mental y bienestar emocional generaron 181.000 millones de dólares, con un crecimiento del 12,8% anual, desde 2020. Las relacionadas con el bienestar en el lugar de trabajo, alcanzaron 51.000 millones de dólares, con un crecimiento de 2,9%.
En España, la economía del bienestar mental alcanzó 16.000 millones de dólares, con un crecimiento del 7,5%. La inversión en programasa de bienestar laboral alcanzó 3.000 millones de dólares.
Con estas cifras, ¿cómo va tu felicidad? Si tuvieras que puntuarla del 0 al 10, ¿qué nota le darías?
Pues parece que, de modo general, en España estamos sobre el 6,4. Y nos estamos manteniendo ahí. Así, en los últimos 10 años el nivel de felicidad ha oscilado entre 6,3 y 6,5 puntos, con mejoras tras la crisis económica y una ligera caída durante la pandemia, manteniéndonos relativamente estables en la valoración global de felicidad.
España ocupa el puesto 32 entre los 137 países evaluados. Así, España se sitúa en una posición media (el valor medio se encuentra en 5,5, un aprobado simplón). Nos encontramos por debajo de los países más felices del mundo, como Finlandia (que lidera el estudio por sexto año consecutivo), Dinamarca e Islandia. Y estamos, eso sí, bastante por encima del país menos feliz, Afganistán, con una puntuación de 1,86, seguido por Líbano.
Los datos proceden del World Happiness Report de 2023, elaborado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, utilizando datos de la Encuesta Mundial Gallup realizada en 137 países durante más de una década.
El World Happiness Report utiliza un modelo en el que se pide a los encuestados que valoren su satisfacción con la vida en una escala del 0 al 10 (escalera de Cantril). En esta escala, 10 es la mejor vida posible y 0 la peor. Y lo hace sobre un grupo representativo de unas 1.000 personas por país. Estas personas valoran 6 parámetros clave para medir la felicidad:
- PIB per cápita: Ingreso económico promedio de los habitantes.
- Apoyo social: La percepción de contar con personas que ayuden en situaciones difíciles.
- Esperanza de vida saludable: Años de vida saludable de los ciudadanos.
- Libertad: Libertad para tomar decisiones importantes en la vida.
- Generosidad: Medida a partir de las donaciones a organizaciones benéficas.
- Percepción de la corrupción: Confianza en la falta de corrupción en el gobierno y las empresas.
Ante estos datos, se abre paso una pregunta, ¿a dónde conduce la industria que promueve el consumo constante de felicidad? ¿dónde nos lleva un ideal de felicidad que nos mantiene en búsqueda constante y perpetua?