Uno de los grandes cambios que presenta la norma ISO 9001 en la edición de septiembre de 2015 es su propia estructura.
La edición en vigor obedece a una estructura de alto nivel. Esta estructura responde al modelo propuesto por el Grupo de Coordinación Técnica en Normas de Sistemas de Gestión de la Organización Internacional de Estándares (ISO) desde 2012 para los nuevos desarrollos y revisiones de normas.
¿En qué se traduce una estructura de alto nivel? Básicamente se trata de normalizar las normas:
- Un mismo esquema, estructura y apartados para todas las normas, tratando de allanar el camino a la integración de sistemas.
- Un lenguaje común para todas las normas; también, un claro guiño a la integración.
Atrás quedan los 20 apartados que la primera edición de la norma ISO 9001 que establecía para los requisitos del sistema de calidad:
- 20 apartados que forzaron a una estructura documental encorsetada que aún se mantiene muchos sistemas de gestión, y revistieron los sistemas de gestión en una rigidez e inmovilidad insostenibles en una organización que tiene que gestionar la incertidumbre, inestabilidad e inseguridad de los tiempos que vivimos.
- 20 apartados que, en su peor versión, alejaron la gestión de la calidad de la gestión empresarial y acabaron creando sistemas de gestión paralelos, el que soporta el papel y el «del día a día», el que hace que las empresas evolucionen.
Han hecho falta más de 25 años de vida de las normas ISO 9001 para llegar a una edición que empieza a hablar de gestión de una organización.
Se necesitan sistemas de gestión ágiles que permitan reconfigurar la organización y los procesos tantas veces como sea necesario para adaptarse a los nuevos escenarios.
- 20 apartados que se traducían en auténticos malabarismos para los que iniciábamos entonces la integración de sistemas de gestión. Los procedimientos integrados de ISO 9001:1994 e ISO 14001:1997 nos convirtieron en contorsionistas.
- 20 apartados que dificultaron sobremanera la integración de sistemas y contribuyeron a fragmentar la organización en grupúsculos de calidad, ambientales, de prevención…en una aplicación del racionalismo cartesiano que olvida que el todo es más que la suma de las partes.
- 20 apartados que colocaron a ISO 14001, en una primer momento, y a ISO 18001, más tarde, el cartel de hermanas pequeñas y les concedieron el papel de «buscadora de huecos» en los que encajar para aprovechar lo que ya estaba hecho y dar coherencia a la gestión dentro de la calidad.
- 20 apartados que hicieron que la política de calidad estuviera a disposición de las partes interesadas, que existiera un manual de medio ambiente y que las auditorías internas ambientales determinaran si el sistema de gestión se mantenía de manera eficaz; más allá de los requisitos de la norma correspondiente y en aras a la integración de sistemas.
Pero algo agradezco a los 20 apartados y son las horas de lectura y estudio diseccionando ISO 9001 y buscando las maneras para que el resto de requisitos de ISO 14001 y OHSAS pudieran encajar en una estructura encorsetada.