Dicen los que tuvieron la fortuna de tratar directamente con él, que Kauro Ishikawa era un hombre de gran corazón y cariñoso, simpático, trabajador, de mente abierta y mirada global, generoso, cercano y, sobre todo, un hombre de acción con una gran humanidad. Cuentan sus alumnos que cuando uno de ellos se quejaba de que Ishikawa se había enfadado con él, éste respondía que no, que tan solo lo había regañado con amor (damyi).
Fumaba mucho, tanto que llegó a pedir el alta cuando estaba ingresado en el hospital porque allí no podía fumar, le gustaba jugar al golf y conversar con tranquilidad con un vaso de sake o whisky. Era famoso por dirigirse a sus colegas y estudiantes como kisama, una expresión que conservaba de su paso por la marina japonesa y con la que los oficiales se dirigían formalmente entre sí. Kisama, que puede equivaler a tú, se consideraba una expresión amistosa aunque un poco ruda y se utilizaba en raras ocasiones fuera de este ámbito.
Trabajaba hasta tarde y era raro el día que cenaba con su familia en casa, donde continuaba trabajando hasta medianoche al lado de un kokatsu, una especie de calentador de carbón.
Sin duda, Kauro Ishikawa (Ishikawa Kaoru, en el orden japonés tradicional) es una de las principales referencias en el ámbito de la calidad. Nace en Tokio, en 1915, y es el primero de los 9 hijos (8 varones y una niña) de Tomiko e Ichiro Ishikawa, una familia acomodada con una extensa tradición industrial.
Muere en 1989 dejando tras de sí un ingente e inspirador legado para los profesionales de la calidad. En su despedida, Joseph Juran, con quien colaboró desde que se conocieron en el verano de 1954, dice de él:
“There is so much to be learned by studying how Dr. Ishikawa managed to accomplish so much during a single lifetime. In my observation, he did so by applying his natural gifts in an exemplary way. He was dedicated to serving society rather than serving himself. His manner was modest, and this elicited the cooperation of others. He followed his own teachings by securing facts and subjecting them to rigorous analysis. He was completely sincere, and as a result was trusted completely.
En 1939, Ishikawa finaliza sus estudios en Química Aplicada en la Universidad de Tokio y pasa 24 meses como oficial técnico naval, 10 de ellos en formación y entrenamiento.
Ishikawa se refiere al periodo de oficial como un gran campo de entrenamiento que, junto con los 8 años que pasó en la industria, le prepararon para dedicarse, más tarde, a las actividades de control de calidad.
Tras esta experiencia llega a tener a su cargo 600 personas con el objetivo de construir una fábrica en una parcela de 100 Has. En 1941 comienza a trabajar para la Nissan Liquid Fuel Company hasta que regresa a la Universidad en 1947, poco después de que acabara la Segunda Guerra Mundial, esta vez como profesor asociado. Siguió colaborando con la Universidad durante 29 años, hasta 1976.
En 1943 Ishikawa ideó el primer diagrama destinado a ayudar a los ingenieros de la Kawasaki Steel Works. Con este diagrama pretendía encontrar, documentar y seleccionar las causas que provocaban las variaciones de calidad en la producción. Nace así el diagrama de causa-efecto, bautizado después como diagrama Ishikawa.
Cuando comienza a trabajar en su laboratorio de la Universidad se encuentra con dificultades para alcanzar conclusiones correctas en sus experimentos por la dispersión de los datos que obtiene. En la búsqueda de soluciones comienza a estudiar estadística y entra en contacto con la JUSE (Union of Japanese Scientists and Engineers).
En esos momentos, la JUSE, conocedora de las aportaciones de Walter A. Shewhart al control estadístico de procesos, había solicitado expertos en este tema para poder profundizar y reforzar este aspecto en el programa formativo que estaba diseñando Estados Unidos para apoyar la reconstrucción de la economía japonesa tras la Segunda Guerra Mundial. De este llamamiento derivará en el ciclo de conferencias de que imparte W. Edwards Deming en Japón en 1950 que contribuirían a la recuperación económica del país.
Así es como Kenichi Koyanagi, director administrativo de la JUSE, invita a Ishikawa a unirse al grupo de investigación de control de calidad que acababa de constituirse y como empezaría a estudiar control de calidad de la mano de Edwards Deming, implicándose plenamente desde ese momento en las actividades que desarrollaba la JUSE.
En esa primera etapa se ocupó de traducir las primeras conferencias de Deming y Juran adaptando sus enseñanzas a la cultura japonesa. Ishikawa se convirtió en uno de los impulsores de la calidad en Japón dedicando más de 30 años de su vida por lo que recibió numerosos reconocimientos a su labor. Entre ellos, recibe la Estrella de la Orden del Tesoro Sagrado del Emperador de Japón, el mismo reconocimiento otorgado a W. Edwards Deming y Joseph M. Juran
En mayo de 1954 se publica su Introducción al control de calidad. Es una de sus obras representativas, en su momento constaba de 109 páginas y costaba 180 yenes.
Ishikawa tuvo que enfrentarse a las dificultades del idioma japonés y su huella (en especial el aprendizaje de los kanji, uno de los tres sistemas de escritura de esta lengua y que Ishikawa consideraba el sistema de escritura más difícil del mundo) fue tal, que llegó a afirmar que las naciones que emplean la escritura kanji tienen que esforzarse más y […] demuestran un gran interés por la educación.
Así justificaba Ishikawa que el control de calidad, con origen en Estados Unidos, tuviera en Japón uno de sus mayores exponentes a partir de la visita de Deming tras la Segunda Guerra Mundial, en 1950.
A lo largo de su trayectoria se mostró interesado por la relación entre la educación y aptitud de los trabajadores y el éxito de las actividades relacionadas con la gestión de la calidad (control de calidad o control total de calidad, en su obra).
En su otro clásico, ¿Qué es el control total de calidad? plantea dudas sobre el éxito de dichas actividades en los países occidentales debido al sistema educativo (La educación en control de calidad dentro de las industrias empieza a extenderse a los países occidentales, pero habrá dificultades mientras éstos no mejoren su nivel educativo general).
Inspirado en la tradición japonesa del samurái, guerrero japonés que utilizaba siete herramientas para su actividad militar, Ishikawa propone las siete herramientas de la calidad cuya descripción te dejamos en el siguiente enlace.
Cuenta uno de sus alumnos que Kauro Ishikawa solía recomendar que, de vez en cuando, dudara y cuestionara los datos. Katsushi Ogawa, el alumno que relata esta anécdota, muestra su desconcierto ante un profesor de universidad que le animaba a dudar en vez de instarle a creer. Poco a poco pudo comprender que este cuestionamiento era una de las bases, no solo del control de calidad sino de la gestión en sentido amplio.
Amigo de dichos y chascarrillos, decía también a sus alumnos que Cuando veas una válvula, asume que habrá una fuga.