Uno de los cambios principales que establece ISO 9001:2015 respecto a los objetivos de la calidad es la planificación de cómo alcanzarlos (te dejamos en el enlace un check list con los principales cambios de la nueva edición de ISO 9001).
Y es que hasta la edición de 2015, era suficiente asegurarse de que los objetivos de la calidad se establecían en las funciones y los niveles pertinentes dentro de la organización.
Para mostrar la conformidad con este requisito, la organización definía varios objetivos que cumplieran los requisitos que establecía el epígrafe 5.4.1 de ISO 9001:2008, que fueran medibles y coherentes con la política de la calidad.
Casi de puntillas se pasaba por el apartado 5.4.2 en que se requería a la organización que planificara el sistema de gestión de la calidad con el fin de cumplir […] así como los objetivos de la calidad.
Y, finalizando el ciclo, ya en la revisión del sistema de gestión por la dirección se evaluaba la necesidad de efectuar cambios en los objetivos.
¿Cuántos sistemas de gestión de la calidad proponían sus objetivos de calidad casi como una declaración de buenas intenciones y propósitos más o menos acertados como resultado de la revisión por la dirección?
Por el contrario, desde la primera edición de ISO 14001 se contemplaba la planificación explícita de las acciones que conducen a la consecución de los objetivos, y era una de las dificultades para la integración de sistemas de gestión basados en ambos referenciales, ISO 9001 e ISO 14001.
Diseñar un sistema de gestión integrado con el criterio más restrictivo suponía trabajar los objetivos de calidad con la sistemática de planificación que requería ISO 14001, algo que hace unos 20 años no se entendía todavía.
ISO 14001 ponía a disposición de las organizaciones una de las herramientas de planificación (programa ambiental) para asignar el personal responsable de la implantación, recursos necesarios, plazos e incluso desglosar las actuaciones que conducían al logro del objetivo y así se definían las metas ambientales.
Además, ISO 14001 relacionaba, desde su primera edición, los objetivos ambientales con el fin último del sistema de gestión al requerir que dichos objetivos se establecieran sobre los aspectos ambientales significativos.
ISO 9001:2015 introduce, por primera vez, una relación explícita de los objetivos de la calidad con la conformidad de los productos y servicios y el aumento de la satisfacción del cliente al requerir que dichos objetivos sean pertinentes y sirvan a dichos fines.
La edición de 2015 de ISO 14001, refuerza la conveniencia de que los objetivos ambientales se incorporen en los procesos de negocio de la organización y aunque desaparece el término metas ambientales, se introducen las acciones para el logro de los objetivos, como alternativa (y como puntualización de las diferencias entre ambas normas, las acciones para lograr los objetivos no se incluyen en ISO 9001:2015).
Aunque el programa ambiental desaparece de ISO 14001:2015 como término semántico, se refuerza la necesidad de una planificación en la que, además de los recursos, responsabilidad para la consecución y plazos que ya se incluían, se incorpora la evaluación de los resultados y de indicadores de seguimiento que permitan valorar los avances en el logro de objetivos así como la actualización, en caso de que sea necesario.
Para impulsar la toma de conciencia a lo largo de la organización, ambos referenciales requieren que los objetivos sean comunicados.
¿De qué otra manera pueden implicarse cada persona de la organización en su consecución si no se le explica su contribución?
Te dejamos el enlace a la infografía que hemos preparado con todo aquello que debemos tener en cuenta para definir los objetivos del sistema de gestión, considerando los requisitos de ISO 9001, ISO 14001 e ISO 45001.