De las ocho competencias clave para el aprendizaje permanente de las personas que establece la Recomendación 2018/C 189/01 del Consejo de la Unión Europea, aprender a aprender es una de las más interesantes para trasladarla al ámbito de las organizaciones.
Vamos por partes, ¿qué es una competencia clave y por qué es tan importante? Las competencias clave son aquellas que precisamos para nuestra realización y desarrollo personales, para mantener y aumentar nuestra empleabilidad, integración social, estilo de vida sostenible, éxito en la vida en sociedades pacíficas, y un modo de vida saludable, logrando una ciudadanía activa.
Y profundizando en el concepto un poco más, ¿qué entendemos por competencia? ISO 9001, en el epígrafe 3.10.4, define competencia como la capacidad para aplicar conocimientos y habilidades con el fin de lograr los resultado previstos.
La bibliografía empresarial cita a David McClelland como el autor que extendió el concepto de competencia al mundo empresarial, a partir de su artículo Testing for Competence Rather Than for Intelligence (1973).
Competencia es, por lo tanto, saber, disponer del conocimiento técnico de la disciplina que se trate, y saber hacer, esto es, desarrollar las habilidades y destrezas que nos permiten poner en práctica y utilizar los conocimientos de que disponemos.
McClelland englobaba estos dos factores (saber y saber hacer) en el conocimiento, conjunto de experiencia, valores, información y saber hacer que sirve de marco para la incorporación de nuevas experiencias e información y es útil para la acción.
Además, la competencia debe permitirnos adoptar aquellas actitudes y comportamiento adecuados a la cultura organizativa en la que estamos inmersos para poder aplicar el conocimiento y desplegar nuestro saber hacer. Es el componente que denominamos, saber estar, actitud.
Y más aún, debemos disponer de los recursos y herramientas para poder hacerlo, poder hacer, así como disponer del interés y la motivación para ello, querer hacer. McClelland se refirió a ello como los motivos, lo que impulsa, orienta y selecciona el comportamiento hacia determinadas acciones y objetivos.
Si falta cualquiera de estos componentes (saber, saber hacer, saber estar, poder hacer y querer hacer) careceremos de la capacidad para aplicar nuestros conocimientos y habilidades allí donde sean necesarios, carecemos de competencia.
Retomemos la competencia que nos ocupa, aprender a aprender, y teniendo en cuenta lo anterior, veamos en qué consiste.
Aprender a aprender implica conocer las estrategias de aprendizaje que uno prefiere, las propias necesidades en el desarrollo de competencias y las distintas formas de mejorarlas. Aprender a aprender significa desarrollar las habilidades y saber dónde buscar los recursos, las oportunidades de educación, formación y las oportunidades profesionales, así como las orientaciones o ayudas disponibles.
Aprender a aprender requiere la habilidad de organizar el propio aprendizaje y continuar con él, evaluarlo y compartirlo. Implica motivarse e iniciar y culminar con éxito el aprendizaje a lo largo de la vida.
Así, el proceso de aprendizaje se apoya en una actitud orientada a la resolución de problemas e incluye el deseo de aplicar lo aprendido y la curiosidad, que impulsa a buscar oportunidades de aprender y desarrollarse en diversos contextos vitales.
De la misma forma que aprender a aprender es una competencia clave para cada uno de nosotros, también lo es para las organizaciones, consituyendo uno de los pilares en los que se asienta la organización resiliente.
Así lo propone Peter Senge en uno de los principales aportes al management del último siglo, La quinta disciplina (1990). En su teoría del aprendizaje organizacional pone el acento en la capacidad de aprendizaje de una organización como la fuente de supervivencia a largo plazo.
Te dejamos el enlace al ebook que hemos preparado sobre la gestión del aprendizaje en las organizaciones con los enlaces a los artículos del blog relacionados.