La reacción que provoca un mensaje en el oyente es diferente según la persona que lo diga. ¿Recuerdas la diferencia de sensaciones ante una regañina según de quién procediera? Muchas veces, bastaba un Ya verás cuando se lo cuente a … para provocar un cambio.
Las mismas palabras, dichas por una u otra persona, generan un impacto distinto en la persona que las escucha.
Paul Watzlawick atribuye estas diferencias a la relación existente entre las personas que participan en la comunicación.
Así lo afirma su segundo axioma de la comunicación, Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto relacional tales que el segundo clasifica al primero.
Un mismo mensaje, dos interlocutores, ¿tienen el mismo impacto en el oyente?
¿Has observado tus comunicaciones? Observar los términos en los que transcurre una conversación aporta información, por supuesto, del contenido y además, de la relación que mantienen los participantes.
La forma en la que transcurre el intercambio de información, el tono, las expresiones, etc. están condicionadas por la relación que han definido los participantes. Es la relación que mantienen los participantes el factor que prevalece y establece la forma en que se entiende el intercambio de información.
Y así, cuando nos encontramos en una relación complicada, la conversación que mantenemos se convierte en una lucha constante acerca de la relación. Lo que menos importa es el intercambio de información que tiene lugar en ellas.
De acuerdo con esto para que nuestra comunicación sea eficaz no basta con que el mensaje sea el que necesitamos (y el código, canal y el resto de los elementos de la comunicación que aprendimos en su momento), es imprescindible construir la relación, que va a condicionar y sostener el mensaje.
En ocasiones tratamos de resolver un desacuerdo en el nivel del contenido de la comunicación cuando la causa se encuentra en el nivel relacional y así llegamos a pseudoacuerdos.
Cuando las circunstancias externas que han forzado esa decisión conjunta se superan o cambian volvemos a la situación de partida; la pseudoestabilidad lograda se rompe: en realidad nunca ha existido.
El desacuerdo nos ofrece la posibilidad de trabajar la calidad de nuestras relaciones. ¿Qué percepción tienes de ti mismo? ¿Y del otro? Y ambos factores son decisivos a la hora de construir la relación y por tanto, determinan la calidad de nuestra comunicación.
Como dijo la rata en el experimento: «Ya he adiestrado a mi entrenador. Cada vez que presiono la palanca, me da de comer«.
¿Quieres que tu comunicación sea eficaz? Construye la relación. A partir de las teorías de Gregory Bateson, Paul Watzlawick construyó su teoría interaccional de la comunicación basada en 5 axiomas.